Una iglesia de escándalos y falta de transparencia

La iglesia ha sido sacudida por numerosos escándalos de abuso, corrupción y falta de transparencia en los últimos años. Notas en los diarios han erosionado nuestra confianza sobre las instituciones religiosas, desepcionando e incluso obligando a muchos a cuestionarse y desistir. La falta de rendición de cuentas y la protección de los perpetradores han dejado una marca dificil de borrar aún en esta epoca de grandes cambios.

No podemos ignorar las múltiples acusaciones de malos ejemplos en diversos grados. Desde malversación de fondos, hasta denuncias de abuso sexual que nos interrumpen de nuestras labores. Si bien sospechas, o comprobadas realidades, la iglesia se ha visto envuelta en un velo de oscuridad y secretismo que contradice sus principios fundacionales.

A pesar de estas catástrofes, hay una verdad que sigue siendo fundamental: el fiel sigue a Cristo y no a las personas. Aunque las acciones de sus lideres nos puedan decepcionar, conviene recordar que nuestra fe no se basa en la justicia de los hombres, sino en la misericordia de un Dios perfecto. Además la fe se arraiga en una relación personal con Dios, no en la conducta de autoridades temporales.

Necesariamente, la iglesia es operada por humanos; por personas con virtudes y defectos. Nadie es perfecto como para exigir que el mundo lo sea. Y aunque parezca extraño, Dios llama a pastores que tienen muchas fallas, y van mejorando poco a poco. En la biblia hay muchos ejemplos de conversiones, por ejemplo la de Mateo, el recaudador de impuestos quien devolvió varias veces lo que habia robado.

En fin, la iglesia nunca será excusada de estos crímenes. La rendición de cuentas y la transparencia son valores esenciales para cualquier institución. Es imperativo corregir y enderezar caminos, comenzando con nosotros los fieles: manteniéndonos vigilantes, cuestionando, pidiendo cambios y exigiendo transparencia.

Los laicos tienen un papel importante con el cual la iglesia será más justa y responsable. Ya no se trata de solo ir a misa el domingo, sino que recordemos que mayores resultados implican más involucramiento. La participación activa y crítica de los fieles será un catalizador para el cambio y la restauración de la confianza.

Finalmente recordemos que la iglesia es una comunidad donde encontramos consuelo, guía espiritual y un compañerismo sin igual. Aunque los escándalos y la falta de transparencia puedan causar dolor, no debemos permitir que eclipsen la presencia de Dios en nuestras vidas. En vez de abandonarnos a los escándalos, centrémonos en nuestra relación personal con Cristo, en nuestra fe, y trabajemos juntos para construir una iglesia más transparente. Actuémos con madurez y comprometámonos con el amor y la verdad.