En un mundo en constante evolución y con desafíos sociales y políticos cada vez más apremiantes, la falta de relevancia de la iglesia en la discusión candente de la actualidad es una realidad. A medida que la sociedad se enfrenta a cuestiones fundamentales como la justicia social, la igualdad de derechos, el medio ambiente y otros temas importantes, la iglesia a menudo se quedavrezagada, lo que plantea interrogantes sobre su papel e influencia y si contribuye realmente.
Históricamente, la iglesia ha desempeñado un papel central en la vida comunitaria. De hecho ha sido una institución a la que las personas recurren en busca de guía moral y espiritual. Sin embargo, en los últimos tiempos, muchos sienten que ha perdido su conexión con las realidades cotidianas y se ha alejado de los problemas reales que afectan directamente a la sociedad.
Una de las principales críticas dirigidas a esta institución es su falta de compromiso en temas de justicia social. A medida que la brecha entre ricos y pobres se amplía y las minorías luchan por la igualdad de derechos, la voz de la iglesia a menudo se mantiene en silencio y opta por tratar los temas acostumbrados. Muchas personas esperan que la iglesia defienda la justicia y la equidad, y terminan decepcionadas por su inacción.
Además, le faltado compromiso con la preservación del medio ambiente. A medida que los problemas ambientales se intensifican, con el cambio climático amenazando nuestro planeta, la falta de liderazgo de la iglesia en este ámbito es desconcertante. La protección del medio ambiente es una cuestión moral y ética, y la iglesia tiene la responsabilidad de liderar en este frente, pero su falta de participación activa deja a muchos, creyentes y no creyentes, preguntándose por qué no asume este importante desafío.
La iglesia también ha sido criticada por su falta de inclusión y apoyo a comunidades marginadas, como la comunidad LGBTQ+. A medida que más países y sociedades avanzan hacia la aceptación y la igualdad de derechos para las personas LGBTQ+, la iglesia a menudo se mantiene firme en posiciones conservadoras, lo que la aleja de este sector de la población. Esto ha llevado a que muchas personas se sientan alienadas y busquen otras comunidades que sí les brinden apoyo y aceptación.
Es importante destacar que hay sus excepciones. Algunas comunidades religiosas y líderes eclesiásticos están comprometidos con temas de interés y se esfuerzan por ser relevantes dentro de su ámbito y en la sociedad. Sin embargo, esta no es la norma, sino que la iglesia deja de luchar por mantenerse al día con los desafíos modernos.
Para mantener su relevancia y conexión con las personas, la iglesia debe mirar hacia adelante y enfrentar los problemas actuales de frente. Debe ser una voz fuerte en la defensa de la justicia social, la igualdad de derechos y la protección del medio ambiente. También debe trabajar para crear una comunidad inclusiva que abrace a todas las personas, independientemente de su orientación sexual, identidad de género o cualquier otra característica que las haga únicas.
En conclusión, la iglesia tiene en sus manos la capacidad participar, de marcar una diferencia significativa. Debemos cuestionarnos si está dispuesta a comprometerse con los desafíos actuales. Es hora de que abandone su posición de retaguardia y se involucre activamente en pos de un mundo más justo, igualitario y sostenible. Solo entonces podrá recuperar su relevancia y desempeñar un papel significativo en la vida de las personas.
JAM Paintings 